Cuando se descuida el trabajo con las sombras, el alma se siente seca, quebradiza, como un recipiente vacío. Es por ello que rechazar, reprimir, negar o repudiar su sombra, ya sea consciente o inconscientemente, es dañino y peligroso.
Lo que pasa con el yo de la sombra es que busca ser conocido. Anhela ser comprendida , explorada e integrada. Anhela ser sostenido en la conciencia.
Cuanto más tiempo permanezca la Sombra enterrada y encerrada en su celda de la cárcel en lo profundo del inconsciente, más oportunidades encontrará para hacerte consciente de su existencia.